Uso de inteligencia artificial en procesos creativos
Una herramienta potente, pero que sigue dependiendo de la intención detrás.
El uso de inteligencia artificial en procesos creativos ha avanzado a una velocidad que no deja de sorprender. Lo que hace unos meses parecía novedoso, hoy es casi parte del día a día. Plataformas que cambian, funciones que aparecen, y un hype que sube y baja según la moda o la promesa del momento.
Sí, he usado IA. En procesos de desarrollo, en soluciones de código, incluso en redacción. Y sí, también vuelvo sobre esos resultados, edito, comparo, cuestiono. Porque la herramienta está ahí, disponible, pero si no hay análisis, intención ni concepto, el resultado no se sostiene.
A veces, llegar a un buen prompt toma más tiempo que sacar la idea desde la experiencia. Como cuando uno prepara un torpedo para una prueba y termina aprendiendo la materia. La IA ayuda, sí. Es un copiloto con esteroides. Pero el volante sigue en nuestras manos.
Puede aprender patrones, generar textos o escribir líneas de código. Pero no puede decidir por uno. Y quizás ahí está lo más valioso: la IA está, pero el enfoque sigue siendo humano.
La inteligencia artificial va a seguir ahí. Cambiando, mejorando, sorprendiendo. Pero sigue siendo eso: una herramienta. Y como toda herramienta, su valor depende de cómo la usemos, con qué intención y hacia dónde queremos ir.
Imágenes generadas con IA como parte del ejercicio reflexivo. Una forma de visualizar, jugar y seguir explorando el uso de esta herramienta en procesos creativos.